MANIFIESTO CONMEMORACIÓN DEL DÍA DE LA PROCLAMACIÓN DE
LA II REPÚBLICA ESPAÑOLA


El 14 de Abril de 1931 se proclamó la II República en el Estado español, abriéndose así un
periodo democrático tras la dictadura del General Primo de Rivera, etapa que acabó el 1 de
Abril de 1939 con el fin de la Guerra Civil.
No se trata ahora de relatar los logros obtenidos durante la vigencia de la II República, pero
se pueden señalar algunos ejemplos de logros sociales y democráticos alcanzados durante
la vigencia de la misma como la universalización del voto femenino, la consagración de la
libertad de expresión o la laicidad del Estado.


78 años después las Juventudes Socialistas seguimos recogiendo en nuestros estatutos
como objetivo básico la implantación de los valores republicanos en la sociedad,
reivindicamos sin complejos la implantación de un Estado republicano, lo cual es
perfectamente compatible con el respeto y la defensa del actual sistema aprobado de modo
democrático por la sociedad española.
Ser republicano es mucho más que propugnar una determinada forma política en la que el
Jefe del Estado sea elegido por sufragio Universal, y no en virtud de derechos hereditarios.
Ser Republicano implica defender unos valores que gracias a la lucha de muchos hombres y
mujeres de izquierda hoy impregnan nuestro modelo constitucional, pero que en algunos
casos y en pleno siglo XXI requieren una importante revisión y profundización, hablamos de
la igualdad real, de la libertad de todos los seres humanos para elegir su destino
respetando al resto de la sociedad, de la fraternidad, o su realización moderna la
solidaridad, como elemento opuesto al individualismo, la laicidad del Estado, entendiendo
que la religión pertenece a la esfera privada de cada persona, el valor de la educación
como motor de los cambios sociales, o el concepto de ciudadanía plena con capacidad
para participar y deliberar sobre todos los asuntos que le atañen.
En definitiva, para JSA-Guillena, ser Republicano es ante todo defender unos determinados
valores que suponen el sustrato y la razón de ser de toda sociedad democrática,
comprometida con el desarrollo de los pueblos, la igualdad, la libertad y la solidaridad entre
todos los seres humanos sin distinción de sexo, nacimiento, clase u origen racial.

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